La relación es la siguiente: En el momento en el que hablamos de pornografía, la tendencia es asociarlo de forma inmediata con el cine… y ya sabemos que el cine es un arte. Por lo que, indirectamente, la pornografía también lo debería de ser.
Indicios del porno como arte en España
La primera película española en introducir contenido sexual sería “Salida de misa de doce del Pilar de Zaragoza” que fue creada nada menos en el año 1896.
En los años noventa, 100 años después, pudimos disfrutar de toda una serie de films dirigidos por el célebre Andrew Blake (una de sus obras más destacadas es la mítica “Garganta Profunda” del año 1972.)
Ahora bien, los expertos ponen una pequeña pega para poder catalogar el porno como arte: le falta la simulación.
¿Simulación en la pornografía?
Para que nos podamos entender, cuando nos referimos a las cosas en el mundo del porno, estas no se representan, si no más bien se presentan. Podemos decir que las acciones que se realizan se están produciendo de verdad.
Digamos que el hecho de simular un orgasmo femenino es algo que cualquier mujer puede hacer en un momento determinado… y en ningún caso hará que la mujer se convierta en una actriz.
Es cierto que comparte algunas características básicas con las películas que vemos habitualmente, pero a un nivel muy diferente. De hecho, se cree que el único actor de verdad que existe en este tipo de films es el propio espectador: básicamente porque si quiere disfrutar de una experiencia placentera, debe de dejarse engañar.
En cualquier caso, sea arte o no, se trata del género probablemente más visto de forma diaria. Hay personas que no ven películas y, sin embargo, si que lo hacen con la pornografía.
¿Quién sabe? Quizá en el futuro se convierta en un auténtico arte.